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2 de septiembre de 2022

Rosa Catrileo

"Se abre una ventana para recuperar lo perdido, no solo en lo territorial sino en lo cultural, lo espiritual, y darle el respeto que nunca debimos haber perdido como sociedad, como mapuche, como mujeres, hombres y niños pertenecientes a un pueblo indígena. Eso me emociona, que esta es la oportunidad para dar esa dignidad que nunca debimos haber perdido como pueblo indígena."

¿Qué significa para usted ser mujer, mapuche y estar coordinando una de las comisiones más importantes de la Convención Constitucional?

Dicen que es una de las más importantes, dicen que somos los fomes, igual jaja. Para mí es súper relevante porque es una comisión que va a estructurar la nueva institucionalidad del poder. Como mujer, como mapuche, represento o siento que represento mucho las voces de grupos que nunca han estado en la toma de decisiones, menos para definir una institucionalidad del Estado en este caso. Claro, hay mucha responsabilidad, creo que también es un desafío muy grande y esta voz, me lo han hecho sentir, en la semana territorial, me dicen en mapudungun newentun, que significa que tenga mucha fuerza. Porque lo que conlleva es tratar de poner la mirada de mujer, la mirada de mapuche en este caso, en una estructura que ha sido bastante nefasta, por decirlo de alguna manera. sobre todo con el pueblo mapuche, porque ha sido a través de la institucionalidad del Estado que nosotros hemos estado excluidos. El que yo esté liderando esto significa que es un punto de partida para algo que puede ser un cambio en una institucionalidad.

¿Cuál puede ser su aporte en esta Convención?

El hecho de ser abogada me permite tener un diálogo bastante fluido y entender ciertos conceptos técnicos que te permiten analizar de mejor manera lo que implica estar participando por ejemplo en una comisión que va a definir esta estructura del Estado y el ejercicio del poder. Mi aporte también tiene que ver con que el pueblo mapuche nunca ha estado ahí. Ya no podemos pensar en un parlamento por ejemplo sin la presencia de la representación indígena. No podemos pensar en un Ejecutivo sin la representación indígena. No solamente como personas, sino como colectivo, como sujeto colectivo, por lo tanto esa es la mirada y esa es la responsabilidad que yo tengo.

¿Había imaginado que sería posible estar en un proceso como este, después de todos esos años de no formar parte de esta institucionalidad?

No, porque entré al proceso constituyente con mucha desconfianza y entro solo porque se establecen los escaños reservados. Solo así. Entonces, la desconfianza tiene que ver con que veía que este proceso, que podía ser que se diera, que se podía prever que podía suceder en algún momento, no lo veía como un proceso mapuche, sino que lo veía como un proceso chileno ajeno a lo que yo estaba participando, que era el tema mapuche propiamente tal, con esta visión de la autonomía y todo eso, entonces no me vislumbraba formando parte de este proceso chileno. Solo se da por el hecho de los escaños reservados.

Y una vez adentro, ¿pudo pasar esa barrera de sentirse ajena al proceso o todavía no?

Igual lo veo como que es el proceso constitucional del Estado de Chile, Estado que para con nosotros es opresor, que condena nuestras demanda, pero lo tomo como una oportunidad o como una herramienta para fortalecer la meta mapuche o el proyecto político mapuche. De manera que ahora participo en él para poder a su vez fortalecer esta otra mirada, este proceso que yo veo que es el proceso del pueblo mapuche, facilitar o correr cercos, como hemos dicho, abrir camino hacia el proyecto político propio mapuche. 

A pesar de esta posibilidad de avanzar en institucionalidad política, un estudio de Mujer y Política mostró que las mujeres más atacadas por violencia racista fueron la presidenta Elisa Loncon y la machi Francisca Linconao. ¿Cómo se aborda aquello? 

Quedan en evidencia las discriminaciones estructurales que hay por parte del Estado pero también por parte de la sociedad chilena. Esos ataques racistas tienen que ver  con eso, con esta permisividad que existe en la sociedad no indígena, respecto, o la naturalización de la violencia contra los indígenas. Es como algo que siempre ha estado y ya ni se cuestiona. De ahí viene dar cuenta de eso es lo que ha sucedido con los ataques a la machi y a Elisa, y sí, hago el ejercicio de publicar en redes sociales pero no veo los comentarios porque cuando me pongo a revisar esos mismos ataques también van para mí. Ahora, las redes sociales son tan impersonales, pero algo te dicen cuando hay un cuestionamiento… solo por el hecho de ser mapuche, por ejemplo, tú ya eres violenta o eres terrorista. O te asocian a la violencia, por el solo hecho de tener el apellido Catrileo, sin conocer mi historia de vida, sin conocer mi proyecto político, que pueda tener o que yo pueda representar. Y desconocer que estoy participando y dialogando en un proceso constituyente. ¿Cuál es la violencia? Si estoy participando en la esfera más dialogante o más democrática del país. 

Pero personalmente, ¿qué piensa por ejemplo del hecho de que ahora los niños y niñas mapuche vean a Elisa Loncon en un cargo de poder en la televisión, a tantos representantes de su pueblo en la Convención, que en el futuro lo tengan que estudiar en el colegio?

Han sido interesantes las conversaciones que hemos tenido justamente en las semanas territoriales donde tenemos dos visiones: una, de la gente mayor, que se emociona, que tiene mucha esperanza y que no puede creer muchas veces que estemos ahí y sobre todo las mujeres, que mujeres estén ahí con nuestros trajes, con nuestras joyas, y que estemos hablando y estemos debatiendo. Ver a Elisa dar el discurso y decir mari mari com pu che, Chile mapu, los emociona. Y es una liberación de tantos años de discriminación. Y para los niños es como… y lo veo en mis hijos, en mis sobrinos, es como, ya no hay un cuestionamiento por ser mapuche. Es como dicen ellos, es bacán ser mapuche, entonces sabemos que estamos contribuyendo a estas nuevas generaciones a tener ni siquiera cuestionamiento sino que el orgullo lo llevan a flor de piel. Lo que nosotros no vivimos, porque nos costó asumirnos mapuche. En la niñez no teníamos mucha conciencia y solamente cuando hay una recriminación por ser mapuche que uno toma la consciencia. Ahora, los niños ni siquiera se cuestionan.

¿Cuál ha sido el momento más significativo que ha vivido hasta ahora en este proceso constituyente?

Han sido tantos. El escuchar el nombre… cuando escuchamos nuestros nombres tiene mucho simbolismo. La primera vez que escuché Rosa Catrileo, el 4 de julio, es como… todos los nombres de nuestros abuelos están ahí presentes con nuestros apellidos. Eso es lo significativo. Por supuesto también el discurso de apertura, cuando le hablo a mis hijos y a mis sobrinos y los nombro, diciendo que nuestros nombres han cambiado, ya no somos Rosa ni Eliseo, que era el nombre de mi papá y mi hermano… cuando nombro a mi papá y digo que ya no nos vamos a llamar de esa manera y que nuestros hijos han ido recuperando nuestros nombres, porque mis hijos ya no se llaman así. Ahí fue como decir “hemos vuelto a ser orgullosos”. Eso fue muy significativo en lo personal y también nombrar a mi padre, que no alcanzó a verme en este proceso, porque falleció tres semanas antes de que ingresara mi candidatura. 

¿Ha tenido alguna dificultad como constituyente?

Los prejuicios que hay contra los mapuche en general. Recuerdo cuando en la Comisión de Reglamento nos hicimos presentarnos y todos empezaron a nombrar sus títulos en vez de decir quiénes eran. Eso ha sido complejo. Y el que no crean que mapuches podamos ser abogados, podamos tener diplomados, magíster, doctorados, en el caso de Elisa, también da cuenta de los prejuicios que hay. Y el hecho de ser mapuche y que al tiro piensen que no vas a poder conversar. Yo he conversado con todos, desde La Lista del Pueblo hasta la derecha. 

¿Y cómo ha hecho para que los demás superen esos prejuicios con respecto a usted?

Mostrando las capacidades que tengo, por eso también estoy en la coordinación. El salir a hablar y no tener miedo al otro, de mi parte, no voy a esperar que me hablen, voy a salir a hablar y a explicar, a hacer pedagogía de lo que somos y de los derechos, también porque hay mucha ignorancia y desconocimiento, mucho temor. Esa ha sido la estrategia, no encerrarme en estar con los que yo siento cercanos, sino que salir a hablar con ese otro y abrir esa posibilidad de que se acerquen también a conversar. Eso ha generado también que puedan conocer las posturas, conocer lo que estamos planteando y también mostrar la capacidad que tengo en lo personal para poder afrontar este desafío de buena manera. Estoy preparada y estamos preparados como pueblo para enfrentar este desafío.

¿Qué contribuciones cree que están haciendo las mujeres mapuche y las mujeres de escaños reservados, a la política y al mundo democrático?

Lo primero es dar cuenta de la diversidad. Y en esa diversidad, ver la capacidad y dar cuenta de estas otras miradas que existen. El mundo no es uniforme, hay distintos pensamientos y hay distintas formas y culturas de enfrentarlo. Estamos evidenciando eso. Y las mujeres indígenas somos las principales transmisoras de la cultura. Por lo tanto, somos las que llevamos esa mirada, si te fijas, ya con nuestra presencia y nuestros trajes tú estás comunicando algo, estás diciendo que venimos a aportar en diversidad, en diversidad visual incluso, pero es más profundo que eso, con esta forma de enfrentar el mundo de manera distinta. Y darle mayor legitimidad a una democracia que tenía a excluidos y nosotros venimos a decir “ya no vamos a estar excluidas. Estamos aquí, estas somos y esto vamos a seguir siendo”. 

Es curioso que esa diversidad no se verá tanto en el próximo Congreso, dado que justo hay elecciones parlamentarias y no hay escaños reservados, ni paridad. ¿Cómo ve aquello? 

Sigue esta visión de negar nuestra presencia. En las conversaciones que he podido tener con distintos colectivos creo que el futuro Parlamento que se genere a través de la Convención no va a seguir estas lógicas, este temor a perder el poder que tiene la oligarquía chilena que es la que ha estado siempre gobernando. Ya aquí en la Convención no está solo la oligarquía. Llegamos todos los excluidos. Y el nuevo Parlamento va a recoger esta diversidad. Y claro, es una paradoja que el Parlamento que se está renovando ahora esté en absoluta no sintonía con lo que está pasando en la Convención. Y ahí tú te das cuenta de los poderes constituidos y el poder constituyente que viene, efectivamente como dijo Elisa, a refundar o a reformular la estructura del Estado y el ejercicio del Poder Estatal.

¿Qué es lo que más la inspira o emociona del proceso constituyente?

La posibilidad de correr los cercos, como decía antes, para mi gente. Hay mucha esperanza, mucha fe en lo que podamos hacer y eso me inspira, me inspira ver a mi lamngen, a mis ñañas, esperanzados en que no vamos a quedarnos fuera. Se abre una ventana para recuperar lo perdido, no solo en lo territorial sino en lo cultural, lo espiritual, y darle el respeto que nunca debimos haber perdido como sociedad, como mapuche, como mujeres, hombres y niños pertenecientes a un pueblo indígena. Eso me emociona, que esta es la oportunidad para dar esa dignidad que nunca debimos haber perdido como pueblo indígena. 

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