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2 de septiembre de 2022

Manuela Royo

"No hay que circunscribir las innovaciones, el trabajo de la mujer, solo respecto a paridad, enfoque de género, incluso de aborto, derechos sexuales y reproductivos. En todas las comisiones hemos también permeado la discusión respecto a demandas que son históricas, en particular en materia de justicia."

Entrevista con Manuela Royo (39), abogada de múltiples causas mapuche. Constituyente independiente de Movimientos Sociales Constituyentes y activista de Modatima, el Movimiento por la Defensa del Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente.

¿Este proceso ha cumplido sus expectativas? 

Sí, o sea, en verdad como que no tenía expectativas preestablecidas respecto de lo que íbamos a hacer o lograr, más allá de propuestas políticas respecto a nuestras demandas, que representamos, por las que vinimos acá. Pero creo que ha sido un espacio que ha superado las expectativas en cuanto a las capacidades de participación, de incidencia, de trabajo, de articulación, que hemos logrado tener. Y por lo tanto, creo que sí. El hecho de que haya compañeras de MSC y escaños reservados liderando la Convención, que tengamos normas de justicia feminista y paridad ya aprobadas, también nos habla de que hemos logrado ciertos aspectos que como mujeres consideramos relevantes en este proceso constituyente.

¿Qué innovaciones cree que están haciendo las mujeres en esta Convención?

No hay que circunscribir las innovaciones, el trabajo de la mujer, solo respecto a paridad, enfoque de género, incluso de aborto, derechos sexuales y reproductivos. En todas las comisiones hemos también permeado la discusión respecto a demandas que son históricas, en particular en materia de justicia. Hemos establecido la obligatoriedad en el enfoque de género en las sentencias judiciales, también la paridad en los establecimientos de administración de justicia, y además también estamos trabajando por ejemplo en establecer cómo materializamos las obligaciones que tiene el Estado de prevenir y sancionar la violencia de género. 

Esos aspectos nunca habían sido reconocidos en una Constitución, menos en Chile, por lo tanto creemos que hemos hecho una innovación y un aporte muy relevante. Y también muy vinculado a otros temas, hemos hecho innovaciones importantes respecto a temas ambientales, sobre derecho al agua, a la protección de la naturaleza. Somos mayoritariamente mujeres las que estamos sosteniendo estas luchas, por la soberanía alimentaria, por la protección de las semillas, del agua, de las tierras.

Entonces, creo que nos hemos desplegado en distintas temáticas que han permitido llevar adelante nuestras demandas al interior de la Convención.

¿Y en lo simbólico, qué imagen cree que le está dando a las mujeres y niñas de Chile ver tantas otras mujeres en la Convención?

Creo que lo que tenemos que transmitir es que nosotras podemos. Es súper difícil, principalmente para quienes somos mamás, soportar este ritmo de trabajo, habitualmente somos enjuiciadas de que porque una está trabajando tiene a los hijos tirados, es mala madre o mala compañera. Pero acá estamos levantando una lucha que es por todas. Por nosotras, por los hombres también, por las disidencias, las niñas y niños, y lo que estamos también es demostrando que las mujeres que incluso no pertenecemos a la élite o a los sectores que históricamente han detentado el poder, podemos hacerlo, y podemos hacer aporte, podemos construir, podemos hacer redes, vincularnos. Y también podemos trabajar en base como otra forma de organizarnos, de forma colectiva, y creo que también desde el respeto, desde la empatía también, y creo que eso ha sido algo importante. Nuestros liderazgos no son individuales, son liderazgos colectivos, que empapan y enmarcan todo el trabajo de la CC desde la perspectiva de nuestros derechos.

¿Personalmente cómo lo ha hecho, con su hija, que es chica, y teniendo un rol tan importante como coordinadora de comisión y luego en la Com. de Sistemas de Justicia?

No ha sido muy equilibrado, ha sido súper difícil. Nuestros hijos igual resienten el trabajo que estamos haciendo, nos extrañan y es difícil de explicarle a una bebé que lo estás haciendo por el futuro de Chile. Pero al mismo tiempo también el orgullo de sentir que estamos escribiendo la historia y que va a ser una historia mejor para las y los que vienen es también esa fuerza que te obliga a seguir adelante. Es difícil porque uno tiene que levantarse muy temprano para hacer el almuerzo, llevar al hijo al colegio, llegar para acá, trabajar todo el día, tener reuniones, no dormir nada para seguir criando, seguir sosteniendo, pero también para seguir haciendo redes políticas y no excluirnos de eso. Creo que hoy estamos aquí para quedarnos y creo que también hay un aspecto importante que es como, en mi caso he resuelto a partir del apoyo colectivo de mis compañeras, de mis amigas, mi familia, y creo que eso ha sido importante. Que al final la comunidad, quienes tenemos que hacernos cargo de los cuidados de los niños y niñas.

¿Le gustaría seguir participando en política institucional después de que termine esto?

No sé. O sea, por un lado igual no me gusta, porque no me gustan las dinámicas del poder, son difíciles de sobrellevar. Son súper desgastantes emocionalmente, las desconfianzas, mucha violencia política y amenazas, presiones, descalificaciones, son súper habituales. Y no me gusta. Pero por otro lado también siento que en estos espacios se toman las decisiones y que tenemos las capacidades. 

Entonces eso va a depender no de mí sino de lo que el movimiento determine, de lo que necesiten, y si es necesario, hay que hacerlo, pero lo importante son dos cosas: uno, comprender que no es la única fórmula, la institucionalidad, que no vamos a abandonar nuestros territorios, nuestras luchas, la calle ni el campo; pero también es importante que quienes estamos acá podamos entender que esto es un pequeño círculo, que aunque estamos haciendo una Constitución que será para todo Chile, también estamos en un espacio de poder muy reducido y la realidad es mucho más amplia que esto. Hay personas que siguen viviendo en la miseria, que vivimos en un mundo muy violento igual, que hay que cambiar muchas cosas y no porque nosotros resolvamos las cosas acá, va a estar todo bien. Esa es nuestra autocrítica y salir de ese ego de que somos el centro de Chile. Y entender que hay otras formas de hacer política: hay formas críticas de este proceso y que son válidas igual, y todos vamos a estar construyendo desde nuestros espacios.

¿Qué la motiva de este proceso?

Me motiva mucho lograr nuestro objetivo, que es la desprivatización del agua, transformar la institucionalidad, asegurar los derechos de la naturaleza que lo pudimos lograr, también temas importantes, la redistribución de la riqueza, destrabar los autoritarismos que existen en Chile, la justicia. Todo eso son cosas que nos motivan y te dan ese fueguito dentro del corazón para poder seguir adelante, para asumirlo con la responsabilidad que significa y dar la entrega que el proceso requiere.

¿Ha visto machismo en este proceso?

Sí, mucho. O sea, se ven desde los comentarios, te dicen como, he escuchado a convencionales decir «yo entiendo la paridad, pero en órganos técnicos tiene que ser por mérito», Bueno, ¿y acaso no tenemos mérito? O no sé, entre varones se tratan de «profesor» y yo igual soy profesora en la universidad y nadie me dice «profesora». O que una tiene que doble, triple validarse, para que respeten tu opinión. Eso sigue existiendo y sigue existiendo en nuestras casas, en las instituciones, y hay machismo. Pero finalmente creo que eso lo estamos combatiendo con todo nuestro esfuerzo y el trabajo político, el trabajo feminista que se está haciendo.

¿La paridad numérica entonces no ha sido suficiente…?

No, para nada. Entraron por paridad muchas mujeres que no están de acuerdo ni con la paridad. Hay muchas mujeres que tampoco están de acuerdo con el proyecto político feminista y hay muchas mujeres que tampoco se van a sumar a este proyecto: la paridad es una forma de igualar ciertas cosas, pero no va a garantizar per se de más derechos para las mujeres. De hecho aquí quienes son las mayores detractoras de los derechos sexuales y reproductivos, son mujeres.

¿Qué hace falta entonces para garantizar esos derechos?

Eso es lo que estamos haciendo precisamente. No tiene que ver con excluir a quienes piensan distinto, sino demostrar que nuestras posturas son válidas, legítimas, y que somos capaces de construir la fuerza suficiente para mostrar la validez e importancia del respeto y la garantía de nuestros derechos.

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