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2 de septiembre de 2022

Margarita Vargas

"La mujer entrega mensajes muy potentes por esa capacidad de diálogo, también aportaron desde comprender y profundizar los derechos que históricamente han sido desplazados por una cultura machista patriarcal, con esas herramientas logran transmitir con claridad cómo defender sus derechos."

Entrevista con Margarita Vargas (52), constituyente representante del pueblo kawésqar. Es ingeniera y activista. En la Convención participó primero de la Comisión de Presupuestos, y luego de la Comisión de Sistemas de Conocimiento. Fue coordinadora de la Comisión de Participación y Consulta Indígena, y luego de Derechos de los Pueblos Indígenas y Plurinacionalidad.

¿Este proceso ha cumplido con sus expectativas políticas y personales? ¿Considera que pudo cumplir con su objetivo de representar al pueblo kawésqar en la Convención?

Con mis expectativas personales, sí, debido a que mi pueblo kawésqar ha sido históricamente excluido de todo proceso de diálogo democrático. Es un pueblo olvidado y que sufre muchos prejuicios por parte de la sociedad.

Por ejemplo, el tener la mirada de que solo quedamos pocos, es verdad quedamos pocos, pero hay que preguntarse ¿por qué?  Esta práctica recurrente nos da poca cabida en la sociedad, y con un Estado subsidiario que busca solo atender las necesidades y demandas a corto plazo, el Estado no ha sido proactivo ni visionario, por ende estar acá llevando la voz del pueblo kawesqar ha sido positivo, porque nos da una vitrina para mostrarle a la sociedad chilena que somos un pueblo vivo. También hacia afuera, a aquellos países que siguen este proceso histórico, ha permitido mostrarnos como un pueblo  sujeto de derechos, nos ha permitido mostrar nuestra cultura, cosmovisión y nuestra espiritualidad kawésqar, por ende ha sido muy positivo, porque veo que un sector de la sociedad que valora a los pueblos indígenas, gusta de saber de mi pueblo y su cultura.

¿Y desde el punto de vista político?

Desde esta mirada me hubiese gustado que el pueblo kawésqar hubiese tenido más representatividad y no un solo escaño reservado. La fuerza nos engrandece, pero no hubo voluntad política para conseguir más escaños.

Un solo representante nos deja en desventaja porque se podrían haber consensuado más nuestras demandas. Muchas veces tuve que unirme a los colectivos y otros sectores políticos, no me quedaba otra opción. Un voto por supuesto que pesa, pero frente a otros colectivos y escaños reservados fue un factor para tener que acoplarme, aunque muchas veces no estuviese de acuerdo.

En ese sentido, ¿ha tenido alguna dificultad en el trabajo como constituyente? 

Desde que asumí este compromiso sabía que era un tremendo desafío y lo tomé con mucha responsabilidad, dejando de lado todos mis compromisos para poder volcarme de lleno a este trabajo, poniendo en valor al pueblo kawesqar. Y también sabiendo que es un proceso histórico, que por primera vez las primeras naciones se iban a integrar en la tarea de refundar y generar un nuevo diálogo con el Estado de Chile y el impacto que va a tener para las futuras generaciones kawésqar.

Creo que la mayor dificultad fue enfrentar los discursos de odio de un sector de la política que no puede entender el valor y la riqueza de los pueblos originarios y nos insultaron permanentemente, incluso con mentiras recurrentes, permanentes, por ejemplo cuando decían que nos estábamos subiendo el sueldo.

Al principio me costó entender tanta mentira, porque a mí me enseñaron a no mentir, son valores muy marcados que me dejaron mis mayores, pero luego con el correr del tiempo, vi que los convencionales de sectores conservadores de la política lo usaban de manera permanente y empecé a entender su forma de vida, su cultura. Creo que es parte de la estrategia que han usado siempre, mentirle a la sociedad chilena, señalando que todo está bien, pero solo buscan cuidar sus privilegios. Nos trataron de indígenas privilegiados, imagínate que mi pueblo fue brutalmente golpeado, vulnerado en sus derechos de manera sistemática, como lo que pasó en el siglo XVIII, el “zoológico humano”, que es una expresión que usan por los historiadores para hablar de la exhibición de seres humanos que por sus características eran vistos como diferentes, primitivos o salvajes.  

A pesar de aquello, no dudé en ningún momento de que sería una experiencia maravillosa de aprendizaje permanente que nunca olvidaré y seré una eterna agradecida por la confianza depositada de los kawésqar a quienes representé en esta Convención .

¿Qué consecuencias cree que ha tenido la paridad numérica en las dinámicas diarias de la Convención? 

Creo que no afectó para mal, sino que al contrario, le dio valor al proceso, al diálogo, a la interacción y al consenso finalmente la paridad y la equidad en la participación de esta discusión política, que por primera vez se da así, se priorizó la interacción de esa forma. Me parece que es positivo y le dio valor a la comunicación y al resultado del proceso.

¿Qué innovaciones considera que han hecho las mujeres en la Convención?

La capacidad de organizarse y formar un equipo de mujeres con competencias de liderazgo, de organización y de comunicación. La mujer entrega mensajes muy potentes por esa capacidad de diálogo, también aportaron desde  comprender y profundizar los derechos que históricamente han sido desplazados por una cultura machista patriarcal, con esas herramientas logran transmitir con claridad cómo defender sus derechos.

¿Qué momento la inspiró o emocionó más en la Convención?

Me inspira todo lo que aprendí, este proceso dinámico de diálogo y de aprendizaje al haber conocido las distintas culturas que se mostraron en la Convención con la participación de los pueblos originarios. También entender cómo funciona la política, la capacidad de organización en tan poco tiempo, desde ahí pude comprender que se trata de la voluntad de querer avanzar, hacia una misma dirección. Entender que acá está representado Chile con sus diferencias culturales, políticas, sociales y económicas, pude comprender las diferencias y las injusticias sociales en las que, sin un cambio estructural,  la sociedad chilena no va a avanzar, no va a dar la justicia y reparación profunda que el pueblo soberano está exigiendo, los cambios estructurales.

¿Qué mensaje cree que le da a las niñas y mujeres de este país y de América Latina el ver a tantas constituyentes mujeres trabajando en una tarea tan importante como esta?

Seguir trabajando arduamente, sin bajar los brazos, organizarse, hacer alianzas con grupos de mujeres de todo el mundo, sobre todo de América Latina, hermanos y hermanas latinoamericanas, son las mismas injusticias que no han sido atendidas. Me gustaría decirles también que seamos solidarias, tolerantes para desarrollar la fuerza y no renunciar, para no darle en el gusto a la sociedad machista y patriarcal.

En resumen, ¿qué ha podido aprender de esta experiencia? 

Aprendí a comprender las heridas de la sociedad, el dolor ajeno, el compromiso social. Escuché tantos mensajes, las intervenciones de los y las convencionales, que me permitieron desarrollar más mi capacidad de entender a la sociedad y por qué estamos así, por qué hubo un estallido social: por tanta injusticia y las diferencias sociales que hace el Estado de Chile.

Comprendí que por años nos han vulnerado nuestros derechos y hemos tenido que mendigar para avanzar. Te hablo como convencional de un pueblo que ve cómo se apaga su cultura. Y porque hemos esperado tantos años para que se haga justicia, porque la sociedad ha aguantado tanto mal trato.

¿Le gustaría seguir participando de política institucional?

Me gustaría seguir en la medida en que se den las oportunidades, seguir trabajando en avanzar en los derechos indígenas, por supuesto. Y además trabajar arduamente para dejar ese legado que es tan anhelado para los jóvenes, niños y niñas kawésqar, para que se sientan orgullosos de sus raíces.

Me refiero a algunos casos de jóvenes que no están comprometidos, no porque no quieran, sino porque el sistema se dio de esa manera, de habernos sacado de raíz de nuestra cultura e insertarnos en el mundo occidental. Claramente las nuevas generaciones están insertadas totalmente en el mundo urbano, entonces es súper importante seguir trabajando cuando uno tiene la experiencia para poder aportar a dejar un legado a esos jóvenes y al desarrollo de la identidad kawésqar, eso me interesa mucho.

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